Querida:
No voy a volver a creer en ti porque de pronto lo veo muy difícil, aunque sin pretenderlo tú traicionaste mi confianza, pero aún quisiera que todo volviera a ser como antes.
Quiero creer lo que dices, quiero entender tus razones, aunque me parecen insuficientes y no me convencen. Mi inteligencia me dice que necesito escuchar a mi corazón, ¿hago bien?, ¿cómo puedes creer que otro te amará más que yo?, ¿cómo puedes creer que yo soy inferior a los otros?. ¿Por qué me traicionaste silenciosamente? si sabes que te amo, ¿por qué no pudiste serme leal? si sabías que con esta actitud me estabas matando. Yo te entregué mi corazón y te di gustosamente mi cuerpo sin pensar, ahora me siento perdido y cansado de tanto llorar por ti, por no tenerte a ti.
¿Cómo le hago para dejarlo? para limpiarme de ti, si te llevo en la sangre y mi piel está impregnada de ti. ¿Cómo le hago para creer que no fue una traición?, que soy el único que te ama, que mío es tu corazón. Se que si me voy de ti voy a sufrir mucho, el ya no verte más es peor que morir.
Si me quedo aquí mil dudas me asaltaran, y si no puedo volver a confiar en ti mi vida un inconsolable pesar será. ¿ Me aclarías tantas dudas, para quitarme ya este dolor?.
Firmado, le vizconde du Valmont.
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