Querida:
Tu creaste en mi alma una gran metamorfosis. Desde que me
enamoré de ti, perdí la calma, y me di cuenta de que sólo me podrías cambiar
con tu amor. Aprendí a exigir lo que quiero. Me decidí por fín, a sentar la
cabeza y a empezar a vivir como es debido, que me dí cuenta de que no era otra
cosa que amarte.
No sólo es esta belleza tuya que me fascina, sino que además
sacaste a la luz a esa mujer luchadora, valerosa, guerrera, inteligente,...que
tanto tiempo parecía dormida, esperando que se la defendiera. Hoy, a esa mujer
que eres tú, la animo a que siga siendo como es, a que luche por lo que quiera,
a que sea libre.
Y es que en cuanto te conocí, tú me inspiraste para tener
valor con el que luchar por mis sueños, a aprender a volar muy alto, y al fín
aceptar ese sentimiento que llevaba escondido dentro de mí : ¡qué te quiero
tanto!. Otras mujeres no lograron despertarme, pero solo tú eres única y
especial, y por eso te deseo tanto....
Te ama, vuestro amante, le Vizconde du Valmont.