Querida:
¿Te enamoraste y no sabes
por qué?. Dices que no lo sabes, pero que conmigo te sientes como volando por
los aires.
Me alegro tanto de que
conmigo sientas esa cosa tan maravillosa, que te sientas como volar de gozo. A
mi me pasa precisamente lo mismo, que nunca me canso de sentir tu piel en
contacto con a mía. No podría vivir sin sentir tus caricias, tus abrazos, tus
besos, tus penetraciones, tus convulsiones, y derretirme con todo el gusto
imaginable dentro de tu estado natural y salvaje.
Déjate llevar por ese
sentimiento, déjate llevar por el placer,…., que a mi me gusta mucho, pero que
mucho, mucho, mucho,…. y hasta me excita que tú también lo sientas por mí. Qué
tontas esas pobres doncellas tan reprimidas, que se pasan la vida sin amor, sin
placer,….algo muy triste, ¿no crees, cariño?, pero nosotros no vamos a ser así.
Nosotros amamos la libertad, y lo que es más importante: nos amamos con toda
pasión, porque sabemos ser buenos amantes.
Gocemos junto cuanto
podamos, disfrutemos de nuestra felicidad particular, que no se termine nunca,
que no haya cicatrices, y cuando terminemos exhaustos de toda esta tempestad de
placer que nos concedemos mutuamente durante toda la tarde, nos quedemos los
dos dulce y relajadamente dormidos, y soñando en futuras felicidades que compartiremos.
Te echo de menos, ansío
poseerte ya, y te quiere mogollón tu amante, le Vizconde du Valmont
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