Querida:
En la
inmensidad de la oscuridad de esta noche nubosa, lluviosa y sin luna, mis ojos
no podrán verte, pero mi corazón te siente, porque sólo con pensar en ti se me
pone a palpitar con más fuerza.
Así como a Dios
no puedo ver, ni el sol puedo tocar, tal como me acaricia la brisa, así te
llegué a amar.
Cuando yo
caminaba a oscuras, pensando que nunca iba a encontrar el amor, un día te
encontré y tu pusiste un rayo de luz, que se fue acrecentando, y así empecé a
amarte.
Con tu bella
mirada, con tu hermosa sonrisa, con tu cariñosa voz, con los detalles bonitos
que me has obsequiado, así sín saberlo ni esperarlo, me fui enamorando de ti.
Me amas, sé que
es así, aunque hoy estés confundida, aunque estés llena de problemas que de mí
te han escondido.
Mi corazón no
se equivoca: él sabe que tú lo amas, que tu corazón es mío, aunque todavía
amanezcas entre sus sábanas.
En la soledad
de mi oscuridad, aquí yo te espero, mi amor, a que llegue esa luz que eres tú y
entiendas ¡cuánto te quiero!
Con todo
cariño, tu amante, le vizconde du Valmont.
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