Querida:
¡Qué angustias por las que he pasado!. Desde que te
marchaste airada, sentí que te perdía, y entonces supe lo que era la angustia,….angustia
de que no entendieras que sin ti me moría. Angustia de que no me dejaras
explicarte lo que pasó, que aquello era solo un mal entendido que había entre tú
y yo.
Me sentí morir de angustia de que te cerraras, que no
quisieras oírme, que no me dejaras decirte que sin tu amor yo no iba a poder
vivir, y me sentí como morir. Sentí una terrible angustia de perderte para
siempre, de que dejaras de amarme, de no poder volver a tener la oportunidad de
reconquistarte.
Solo te pido que me escuches, que me perdones, y que vuelvas
a mi lado. Mi puerta está abierta, y yo siempre te estaré esperando…
Te ama con toda pasión, tu incondicional amante, le Vizconde
du Valmont.
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