Mi querida marquesa:
Mientras estaba amaneciendo, aún estaba tibia
la cama, y no me pude creer que anoche la tuve en cuerpo y alma.
Tanto tiempo soñando en ella, y el sueño se
hizo realidad. Pasé con ella la noche más maravillosa que nunca pensé que soñaría.
Su piel me hizo arder,…me encendió la pasión como nunca lo pensé.
Su boca me devoró a besos, que me llegaban en
la profundidad de su lengua. Sus manos eran como una magia, por dondequiera que
pasaba por todo mi cuerpo.
Ahora necesito volver a reencontrarme con ella,
volverla a tener, sentir otra nueva y renovada ración de sus besos, sus
abrazos, sus caricias, la dulzura de diosa con la que me poseía. ¡Por el cielo!,
era casi como Afrodita salida de la espuma del mar,….¿cómo me la pudiste
conseguir?.
Lo malo de todo esto, es que después de esa
noche inolvidable, todavía la sigo necesitando, y no la pienso dejar ir. ¿Dónde
estará ella ahora?, ¿qué me recomienda esta vez la señora marquesa para poder
conquistar a tan bella, hermosa y gentil dama con la que pasé la noche más
maravillosa de mi vida?. Esperaré impaciente su ponderado consejo.
Atentamente y con todo respeto se despide de
usted su amigo, ex amante y cómplice, le Vizconde du Valmont.
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