Me
cansé de ti. Aléjate ya, maldita arpía. Me he cansado ya de tu envidia, de tus
celos, de tus engaños, de tus intrigas, de toda esa maldad que llevas dentro,
siempre maquinando cómo joderme, cómo hacer que caiga en desgracia. ¿Tan grande
es tu venganza?, ¿tan absurdo tu rencor?.
Ya
no quiero verte, ni en pintura, pues tus ojos me saben como frías puñaladas,
tus palabras me hieren más que la más fría y afilada de las espadas.
Tu
sonrisa es un cinismo, una cara de hiena, que ya no puedes ocultar, con toda tu
maldad reflejándose en tu cara.
No
busques follarme, tus caricias ya solo las siento como dolorosos rasguños del
alma, todo lo que haces me ha robado la calma, y ya no puedo fiarme de ti. Cada
vez que me tocan tus manos, es como una cubeta de agua que resbala sobre mi
piel, más que fría, congelada.
Ya
no quiero estar más a solas contigo, no me busques para follarme, ¡ya no me
apetece!. Búscate otro amante, otro imbécil, otro idiota que esté más a tu
altura, que conmigo te has equivocado. Las últimas veces que me metí en la cama
contigo, me sentí como si me acostara con cuervos prestos a arrancarme los
ojos, y con víboras venenosas apetitosas de morderme y descargar su veneno. ¡Se
me ha vuelto horrible follar contigo!, con esa sensación de que mientras me
follas y a punto de llegar al éxtasis, tienes oculto el puñal escondido en alguna
parte de la cama, presto para clavármelo.
Aléjate
ya, te quiero lejos de mí. Para nada vas a conseguir mi dinero. Llévate contigo
tu maldad, arpía de rapiña, celosa engreída, y que no vuelva a verte nunca más.
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