Querida:
Si no me piensas amar, no vengas a follar conmigo. Por favor, no
enciendas mi pasión, no me enamores. Si no me quieres hacer una niña, no vengas
a follar conmigo, no me des esa falsa alegría de unos instantes, no me
alimentes falsas ilusiones.
Si no sabes serme fiel, vete a buscar a otro, pero no folles
conmigo, no me beses, no me abraces, ni busques la caricia de mi piel. Si no
quieres un compromiso conmigo, no me hables ni me escribas, porque así no
quiero nada contigo.
Si no te entregas a mi por completo, en todos los sentidos,
por favor no me ilusiones, y ve a cantarle a otro cabrón tus canciones.
Quiero a una mujer responsable, que me respete, que sea sólo
para mí, y aunque no es que yo sea precisamente un santo, tampoco soy tan
libertino como para consentir compartirte con otro.
Así que si tú no quieres amarme como lo deseo yo, ve y date
la vuelta, que mujeres en mi vida no me faltan, y alguna sabrá ser para mí feliz
destino y feliz regalo.
Tu amante, le
Vizconde du Valmont.
Me encanta, simplemente, fascinada por esas palabras.
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