Buenas noches, cariño. ¿Te acuerdas aquella vez, en aquella noche, que tuvimos nuestro primer encuentro y caminábamos por las calles de tu ciudad tomados de la mano, mirando el cielo con calma y te pude decir cuánto te amaba por cada beso que te daba en cada lugar del camino?. Era incansable y encendido en mis besos, me creabas agradable adicción instantánea, y era como si no pudiera vivir sin ellos cada pocos minutos. Tú reaccionabas por lo mismo que estabas sintiendo por mí y por eso me besabas, mientras la noche era testigo de nuestros besos robados el uno del otro. Te tomaba y te abraza con tanto cariño que sentía el dulce latir de tu corazón, que se acompasaba con el mío, y recordé qué bella esa sensación de besarte y abrazarte en la tranquilidad de la noche: era imposible que sintiera frío a pesar de ser ya temporada invernal. Sentí que te amaba y que me amabas. ¿Se volvería a repetir ese paseo nocturno por la noche fría de tu gran ciudad?
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