Querida:
De un tiempo a esta
parte tengo la inquieta sensación de notarte lejana, rara y ausente. Ya desde
hace tiempo te noto así, y me parece triste tu recuerdo, tu actitud, la
ausencia de tu cariño, la falta de aquella entrega tuya tan fascinante y
emocionante de antaño, de aquel primer día que nos conocimos y nos entregábamos
mutuamente a una loca noche de intercambios encendidos y apasionados. Percibo
que ya no tienen tus ojos aquel brillo que antaño lograron enamorarme, y esos
rasgos tuyos tan coquetos, y me temo que ya no los encuentro cuando vuelva a
verte.
¿Qué te habrá
pasado?,…no sé qué fue de esta felicidad que me dabas hacia un tiempo, cuando
ahora sólo me das indiferencia, desconsideración, y hasta seguro que ya no
piensas en mí, y hasta quizás te hayas olvidado de mí, por mucho que me digan
que soy un personaje inolvidable. Sólo sé que el cautivador interés que tenías
por mi de ayer, hoy ya no me lo regalas, aunque intenté reiteradas veces
buscarlo, pero ya no está, y además, cada día se mantuvo más distante y en la
medida que repetidamente intentaba volver a buscarlo, para que volvieras por mi.
Ojalá pudiera
entender yo qué pasó, y que en mis brazos volvieras, para poder al fin sacar
todo eso que te hizo cambiar, con la entrega de mis besos que sabes que nunca
dejaron de ser tuyos. ¿Por qué será que también hay amores imposibles y amores
no correspondidos?. Y lo malo es que además ya no sé nada de ti.
Te recuerda con
cariño quien fue tu amante, le vizconde du Valmont.