Querida:
Ya no te volveré a llamar “querida”. Anoche no viniste, ¡qué
decepción y qué desilusión!, y no tuve más remedio que conformarme con la compañía
de mi amante. Estuvimos compartiendo una noche muy fogosa de la que ella se
encargó muy especialmente de así fuera, para que lograra olvidarme del mosqueo
de tu ausencia, y al final nos pusimos a brindar con el mejor vino por ese amor
falso tuyo que nunca tuviste por mí. Nos pusimos a brindar por los besos que ya
no saborearás, y por mi cuerpo que ya nunca tendrás.
Nos pusimos a brindar por esas noches que ya no disfrutarás,
por esos sueños que ya no te quedarán, por ese amor tuyo que solo fue como humo
que se va. Fue como un chin-chin interminable. Nos pusimos a brindar por esos
abrazos que ya no nos daremos, por esa pasión que se te fue apagando y que
conseguiste que así fuera..
Y mi fiel amante se puso tan contenta, que me mostró mucho más
amor y cariño del que tu podáis darme, y al final los dos terminamos borrachos
de tanto brindis por tu salud.
No me eches de menos ahora, si fuiste tú misma la que al
final me ha llevado a esta situación. No me busques ahora, si no supiste darme
lo que más necesitaba de ti. Adiós y te deseo mucha suerte en tu vida, y que
encuentres mejores amores para ti.
Con todo respeto, se despide de usted le Vizconde du Valmont.
No hay comentarios:
Publicar un comentario