Querida:
Qué difícil es callar todo lo que estoy sintiendo por ti, qué triste y deprimente es estar solo sin ti, amarte y callar ese sentimiento. ¡Qué duro es reprimirme a mí mismo, cuando estoy tan inmensamente enamorado de ti.
Mi amor por ti, quisiera gritarlo tan fuerte para que todo
el mundo lo oyera, quisiera que el mundo
se enterase de que daría mi vida por ti. Pero esto yo ya lo sabía que así podría
ser, que no me amaras ni se te entregaras a mi, porque no todos somos libres de
disfrutar de ese amor, ni de entregarlo. ¡Qué caprichosos somos!
Ahora mi alma llora por tí, empañado por el dolor de tu
rechazo, de no poder decirte lo mucho que te quiero, de no poder abrazarte, de
no poder saborear los besos de tus labios.
El callar me hace sentir muy mal, y siento mucha necesidad
de decirte que te amo, necesidad de abrazarte y de besarte. Por eso no me he
resistido de hacértelo y poner en tu conocimiento a través de ese breve
mensaje.
¿Te compadecerás de ese pobre loco enamorado que todos los días,
a todas horas, piensa en ti?.
Ven aquí, ya amor, porque te necesito. Esta espera se me está
convirtiendo en un desespero, y ya no me aguanto más. Sin tí no puedo vivir.
Por favor, querida, no dejes que me muera por la falta de tu amor...
Esperando tu respuesta (y quiera Dios que sea positiva), te
quiere y te desea tu ex amante, le Vizconde du Valmont.