martes, 17 de septiembre de 2013

MENSAJE 103





Querida:

Si no me piensas amar,  no vengas a follar conmigo. Por favor, no enciendas mi pasión, no me enamores. Si no me quieres hacer una niña, no vengas a follar conmigo, no me des esa falsa alegría de unos instantes, no me alimentes falsas ilusiones.

Si no sabes serme fiel, vete a buscar a otro, pero no folles conmigo, no me beses, no me abraces, ni busques la caricia de mi piel. Si no quieres un compromiso conmigo, no me hables ni me escribas, porque así no quiero nada contigo.

Si no te entregas a mi por completo, en todos los sentidos, por favor no me ilusiones, y ve a cantarle a otro cabrón tus canciones.

Quiero a una mujer responsable, que me respete, que sea sólo para mí, y aunque no es que yo sea precisamente un santo, tampoco soy tan libertino como para consentir compartirte con otro.

Así que si tú no quieres amarme como lo deseo yo, ve y date la vuelta, que mujeres en mi vida no me faltan, y alguna sabrá ser para mí feliz destino y feliz regalo.

Tu amante, le Vizconde du Valmont. 

domingo, 15 de septiembre de 2013

MENSAJE 102



Querida:

Mi mensajera sale a todo tropel en pos de ti para llevarte el presente mensaje, y comunicarte que muy pronto nos veremos.

Por fin, después de un largo viaje, al puerto acabo de llegar. Acabo de desembarcar, después de ese largo viaje atravesando océanos con todo su largo tiempo, para poder llegar finalmente hasta ti.

Por fín, en ti podré volver a descansar, ya que tus brazos son mi destinación, y en el calor de tu cuerpo es en lo primero que me quiero acoplar. ¿Estás lista para un nuevo festín de caricias, besos y abrazos,…como en los viejos tiempos?.

El viaje ha sido largo, pero ha valido la pena, y ya no pienso volver a embarcarme de nuevo, porque he decidido, amor mío, que es contigo con quien quiero quedarme. Quiero retirarme de todo lo mundanal, para poder estar solo contigo y poder vivir ese amor nuestro que las gentes tan crueles, egoístas y envidiosas no nos querían dejar vivir.

Al final me dí cuenta de que sin ti no podía vivir, y es contigo con quien quiero vivir el último de mis suspiros, si es que tú me lo consientes. Si tú quieres y me lo permites, te entregaré todos mis anhelos, y ya nada ni nadie nos podrá volver a separar. ¿Qué te parece mi propuesta?.

Ya estoy por el camino, y no tardaré mucho en llegar. Por favor, espérame como aquella vez que lo hacías con toda esa ilusión de niña enamorada.

Te ama y te desea con toda pasión, tu amante, le Vizconde du Valmont.


MENSAJE 101



Querida:

¡Qué solo me siento sin ti!. Es como si hubiera iniciado una larga travesía del desierto, como vienen diciendo por ahí cuando saben que el fracaso ha sido como el certificado de derrota que llevo escrito en el semblante triste de mi rostro. Sé que te he perdido, pero por alguna razón misteriosa se me hace imposible olvidarte y reconocer mi derrota.

Pero lo llamen como lo llamen, yo he decidido iniciar esa cosa que llaman  “travesía del desierto”, sabiendo que de tanto caminar puedo llegar a morirme de la sed de tu amor, y que encontrarte a ti puede que llegue a ser ese espejismo inesperado de ilusiones que veo, pero que no existen.

¿Llegaré a tener tu agua, llegaré a encontrar ese manantial que si no lo encuentro el sol acabará por abrasarme con toda su crueldad, como si este tuviera que ser mi triste destino?

Pero sabiendo que si no me muevo terminaré igualmente por morirme de sed y terriblemente quemado, sé que no puedo retroceder, y que no me queda otro remedio que seguir adelante en tu desierto, aunque no sé cómo terminaré. Prefiero morirme con las botas puestas y quemadas, antes que renunciar a la esperanza de tu amor.

Recuerdo aquellos tiempos tan felices que me interné en ti, que te amé con toda pasión, que por un tiempo fuiste mi oasis, pero que esto duró muy poco, que muy pronto me lo quitaste ese manantial de tu amor, sin el cual me muero y no puedo vivir. No soy un camello, lo reconozco: sin que de vez en cuando no me des unos cuantos sorbos de tu amor, no voy a poder vivir. Mi vida sin ti es como un tormento abrasador.

Pero mientras tanto ahora yo seguía caminando, mientras me sostenía un hálito que me quedaba en mí, ahogándome en tu arena, aunque a cada paso que daba, se me iba secando un trozo más de mi pobre alma.

¡Qué dura fue esa travesía del desierto!, ni siquiera por las noches la luna fue un gran consuelo para mí, ya que ni refrescaba mi cuerpo, ni alumbraba mi sendero que había que llevarme hacia tí.

Entonces comprendí que amarte a ti fue la prueba más difícil de todas las que viví,…fue como querer vivir sin agua,….porque precisamente tu amor era el agua que necesitaba para que refrescara y acariciara mi cortada boca, seca y sedienta de tu amor, de tus besos, de la caricia de tu lengua,….

Me hubiera gustado que tu amor me fuera leal, que sólo fueras para mí, quería estar seguro de que te quedaras conmigo. Pero hube que aprender que en el amor todo era incierto, y que por mucho que alimentara el fuego de lo que fue nuestro amor, cuando menos me lo esperaba una caprichosa tormenta de arena me lo apagaba.

Ya sé que tendría que mentalizarme de que eso termino, pero yo sigo caminando, adentrándome en tu arena, a pesar del daño, pues como dijeron los antiguos “mientras hay vida hay esperanza”, y me pregunto ¿si consigo superar esa larga e incierta travesía del desierto, habré conseguido la esperanza de recuperar tu amor?.

Sediento de tu amor, te recuerda, te ruega y te desea intensamente tu ex amante, le Vizconde du Valmont. 

martes, 10 de septiembre de 2013

MENSAJE 100


Querida:

¡Cuánto tiempo sin saber de ti!,… ¡cuánto tiempo sin recibir noticias tuyas!.... Si no me escribes me siento solo, terriblemente solo, aislado del mundo, como deprimido que acuso tu falta. Te echo tanto de menos….

Estoy muy solo, sin nadie con quien poder compartir todo lo que me duele y que no lo puedo decir.

Tan solo me siento, que se me ha creado un cerco de secretos que me guardo y de ese dolor derivado de tu falta de cariño, que nadie se puede enterar de cómo yo me siento ahora sin ti. Es como si sintiera que sin ti no puedo vivir.

Aquí en nuestro lecho secreto que tantos amores e ilusiones compartidas habíamos vividos y desde donde te escribo la presente carta, me siento como si me acabaré muriendo de soledad, en ese aislamiento eterno donde yo me he venido a encerrar, pues sin ti no me siento bien en ninguna parte.

Después de tanto tiempo, no paro de preguntarme si alguna vez volverás. Si es que algo sé y tengo que decirte, es sencillamente que te amo, y todo lo demás apenas no me importa para nada.

Te quiere, te recuerda y te espera siempre tu amante, le vizconde du Valmont. 

domingo, 8 de septiembre de 2013

MENSAJE 99


Querida:

Ven esta noche a nuestra alcoba secreta. Ven a dormir conmigo. Me siento solo y te necesito. Ven a dormir conmigo, lo necesito, porque así te siento cerca, porque estás a mi lado.

Verte dormir conmigo a mi lado, tranquiliza mis angustias, ahuyenta mis temores y mis pesadillas, hace que me sienta desconectado y puedo dormir tranquilo y contento.

El escuchar tu respiración es mi mejor tranquilizante, y cuando me pongo de lado, el sentir tus pechos pegados a mi espalda, y tu brazo cubriéndome, hace que de verdad descanse.

Algo tan simple como el dormir contigo, se ha vuelto para mi algo tan importante, que sólo es durmiendo contigo cuando consigo dormir bien.

Por eso te necesito tanto, que pediré el divorcio, para poder casarme contigo y que ya nada nos separe. Ven esta noche. No me dejes solo.

Te quiere, te desea y te espera tu amante, le Vizconde du Valmont.


MENSAJE 98


Me cansé de ti. Aléjate ya, maldita arpía. Me he cansado ya de tu envidia, de tus celos, de tus engaños, de tus intrigas, de toda esa maldad que llevas dentro, siempre maquinando cómo joderme, cómo hacer que caiga en desgracia. ¿Tan grande es tu venganza?, ¿tan absurdo tu rencor?.

Ya no quiero verte, ni en pintura, pues tus ojos me saben como frías puñaladas, tus palabras me hieren más que la más fría y afilada de las espadas.

Tu sonrisa es un cinismo, una cara de hiena, que ya no puedes ocultar, con toda tu maldad reflejándose en tu cara.

No busques follarme, tus caricias ya solo las siento como dolorosos rasguños del alma, todo lo que haces me ha robado la calma, y ya no puedo fiarme de ti. Cada vez que me tocan tus manos, es como una cubeta de agua que resbala sobre mi piel, más que fría, congelada.

Ya no quiero estar más a solas contigo, no me busques para follarme, ¡ya no me apetece!. Búscate otro amante, otro imbécil, otro idiota que esté más a tu altura, que conmigo te has equivocado. Las últimas veces que me metí en la cama contigo, me sentí como si me acostara con cuervos prestos a arrancarme los ojos, y con víboras venenosas apetitosas de morderme y descargar su veneno. ¡Se me ha vuelto horrible follar contigo!, con esa sensación de que mientras me follas y a punto de llegar al éxtasis, tienes oculto el puñal escondido en alguna parte de la cama, presto para clavármelo.

Aléjate ya, te quiero lejos de mí. Para nada vas a conseguir mi dinero. Llévate contigo tu maldad, arpía de rapiña, celosa engreída, y que no vuelva a verte nunca más. 

MENSAJE 97


Querida:

No sé si es cierto que sientes lo mismo que yo, pero cuando te tengo entre mis brazos me desborda la emoción, se me intensifica el deseo, y me siento cómodo apegado a tu lado, me gusta sentir junto a ti esa cosita mía que se mantiene levantada.

Me gusta tenerte apegada encima de mí, sentir el contacto de tu piel, tenerte cogida y abrazada, como si fueras un salvavidas en un océano que no quiero soltar, como sintiendo que sin ti me ahogaría.

No te sueltes de mí, no te despegues cariño, porque si lo haces, me sentiré como hundirme y ahogarme. Eres una mujer muy bella que el cielo me regaló, y quiero tenerte pegada a mí, que no te sueltes, que hagas que te sienta mía.

Quédate un rato más pegada a mí, con mis besos, con mis manos, con mis brazos, con toda mi piel, sintiendo el calor que destila mi cuerpo.

Quédate un ratito más,….que me gusta sentir tu amor.


martes, 3 de septiembre de 2013

MENSAJE 96


Querida:

Si supieras las veces que he recorrido nuestra habitación secreta, el nido escondido de nuestro amor.

Si supieras las veces que he venido a ver esta cama, las veces que me he tumbado encima, recordando aquellas noches que nos abrazábamos y nos comíamos a besos, a caricias, hasta quedar exhaustos, derretidos y sudados,….y en las que no nos importaba otra cosa que querernos.

De cuántas cosas hablábamos, de cuántos planes de futuro teníamos, de cuántos besos, cuantas folladas, cuantos “te quiero”, cuantas miradas, cuanto amor, y cuanto pasión que soltábamos.

Hoy, una vez más volví a visitar nuestro refugio secreto, y me volví a recordar mucho de los buenos ratos que aquí habíamos compartido.

Y es que siempre te recuerdo con cariño, y tan sólo estoy deseando que regreses y que vuelvas a nuestra alcoba secreta. Deseo con toda ansia que los dos nos brindemos otro nuevo festín sin freno alguno, hasta que ya no podamos más.

Te piensa y te recuerda siempre tu amante, le Vizconde du Valmont.


domingo, 1 de septiembre de 2013

MENSAJE 95



Querida:

Hoy estoy más caliente que un caballo reventado de tanta carrera. Necesito que vengas y que me acaricies con tu mano, con el contacto tu piel sedosa pegada a la mía. Quiero que me acaricies con tu mirada, que me mires con complicidad, con seducción, de esa forma que sólo tú sabes hacer. Quiero que me comas entero a besos, sin dejar hueco en ninguna parte, que me chupes y me sobes todo lo que encuentres por el camino. Quiero derretirme por ti.

Mírame, y acaríciame con tu pensamiento, acaríciame con tus ojos, y que sean suaves y cariñosas las caricias de tus manos. Quiero sentir tus dedos y tu lengua explorando toda mi piel. Acaríciame también con los pezones de tus tetas.  No pares de acariciarme y de lamerme suavemente, es tan agradable la sensación que siento, me relaja y me excita tanto al mismo tiempo, y yo quiero sentirme como un pajarillo que vuela alto, mientras se olvida de todo.

Acaríciame por completo, y luego, coge la pluma y escribe por toda mi piel: escríbeme poemas, escríbeme todo lo que sientes, como si lo tatuaras sobre mi piel, y luego léemelo una y otra vez, para saber qué es eso que sientes por mí, qué es lo que piensas de mí. Tómame y hazme tuyo, haz que me sienta muy tuyo, hasta que nos saciemos por completo y nos quedemos dormidos.

Por eso esta noche te espero ansioso en nuestro refugio secreto. No faltes, cariño.


Te quiere y te desea con todo fervor tu amante, le Vizconde du Valmont.