domingo, 1 de septiembre de 2013

MENSAJE 95



Querida:

Hoy estoy más caliente que un caballo reventado de tanta carrera. Necesito que vengas y que me acaricies con tu mano, con el contacto tu piel sedosa pegada a la mía. Quiero que me acaricies con tu mirada, que me mires con complicidad, con seducción, de esa forma que sólo tú sabes hacer. Quiero que me comas entero a besos, sin dejar hueco en ninguna parte, que me chupes y me sobes todo lo que encuentres por el camino. Quiero derretirme por ti.

Mírame, y acaríciame con tu pensamiento, acaríciame con tus ojos, y que sean suaves y cariñosas las caricias de tus manos. Quiero sentir tus dedos y tu lengua explorando toda mi piel. Acaríciame también con los pezones de tus tetas.  No pares de acariciarme y de lamerme suavemente, es tan agradable la sensación que siento, me relaja y me excita tanto al mismo tiempo, y yo quiero sentirme como un pajarillo que vuela alto, mientras se olvida de todo.

Acaríciame por completo, y luego, coge la pluma y escribe por toda mi piel: escríbeme poemas, escríbeme todo lo que sientes, como si lo tatuaras sobre mi piel, y luego léemelo una y otra vez, para saber qué es eso que sientes por mí, qué es lo que piensas de mí. Tómame y hazme tuyo, haz que me sienta muy tuyo, hasta que nos saciemos por completo y nos quedemos dormidos.

Por eso esta noche te espero ansioso en nuestro refugio secreto. No faltes, cariño.


Te quiere y te desea con todo fervor tu amante, le Vizconde du Valmont.  

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