viernes, 6 de abril de 2012

MENSAJE 32

-Ya es de noche,...¿empiezo ya a escribir a vuestra amada, mi señor le vizconde du Valmont? -Pues sí, mi bella secretaria,....por favor escribid: "Amada mía, creo que padezco de un dulce mal: enfermedad del amor se llama,....mejor creo que se le conoce por "mal de amores". Creo que eso viene producido por el contagio del flechazo que se me produjo la primera vez que te vi con tu fascinante sonrisa y tu incomparable belleza. No tengo muy claro si esa dulce enfermedad serás capaz de curármela, porque me temo que el antídoto sólo puedes ser tú. A mí me duele el corazón, que constantemente suspira por ti, a veces me deprimo desconsolado cuando siento tu falta de amor, dentro de mi alma siento voces silenciosas que siempre me gritan: ¡Necesito de tu amor! ¡Necesito tu medicina!. Y esta medicina se compone de tus besos, tus palabras, tus caricias, la ternura de tus manos, el calor de tu sonrisa, tu mirada enamorada... ¡Eso si que me da vida!, ¿lo comprendes, cariño?. Tú eres mi única cura contra mi dulce mal de amores. Ahora bien, ese tratamiento que aplicarías conmigo también tiene arriesgadas contraindicaciones que son: quererte toda la vida, amarte sin condiciones, rendirme ante tu sonrisa, quererte tocar el alma, sentir que tu cuerpo vibra con mis besos, con mis ganas, con mi pasión, con mi vida, que la locura de amor, con amor solo se cura...¡con tú propio amor, entregado de modo abnegado, desinteresado y con alegre y generoso gesto!. ¿Quieres dejar de ser cruel y curarme ya, que buena falta me hace?....."

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