Querida:
Esa
rosa que te hago llegar junto a mi mensaje, la arranqué furtivamente del jardín
de la marquesa, y lo hice porque cuando la vi, en ese instante pensé en ti.
Te
la envío para que veas que te quiero mucho, que pienso mucho en ti, y que te
deseo ardientemente. Con ellas quiero expresarte mis tremendas ganas de verte,
abrazarte y besarte.
No
sé si me amas como yo quisiera, pero no me gustan los silencios ni las palabras
cortas, eludidoras o huecas. Prefiero ver y sentir tus acciones, como aquellas
de cuando te conocí en aquella noche tan apasionada, que son lo que de verdad
me transmiten cuánto me amas, o si me amas muy poquito. Y como quiero saberlo,
ahí te va mi mensaje y la rosa que robé para ti. Te ama con fervor, tu más
rendido admirador, le vizconde du Valmont.
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